Como ya mencionamos previamente cada especie de cannabis generará distintas cantidades de moléculas activas. Por ejemplo, el cáñamo, o cannabis sativa textil, es utilizado para fabricación de ropa, esta posee menos de un 0,3% de THCA, por lo que es legal su cultivo, mientras que la cannabis sativa sativa, tiene hasta un 20%.
La planta es incapaz de generar THC por si sola, ya que logra sintetizar hasta THCA, siendo necesario una fase de secado para completar su síntesis. Este proceso es coloquialmente llamado como “curado”, y se busca la descarboxilación de estas moléculas, mediante la temperatura, y ausencia de humedad, para poder perder estos grupos ácidos.
La descarboxilación o “curado” requiere tiempo, con un mínimo de 3 semanas, y un óptimo de 6 meses, siempre protegido de corrientes de aire, de la luz, y húmedad para evitar la aparición de moho y bacterias que puedan descomponer la cosecha.
Cuidar este paso mejorará la calidad de la resina, obteniendo compuestos como CBD y THC, y reducirá posibilidad de efectos adversos, como paranoia, ansiedad, y pensamientos descontrolados.